Amante del verde que transforma

Soy Karen Ferrari, paisajista. Brasileña de nacimiento y menorquina por elección. La niña de la foto.

Mi vínculo con las plantas nació en la infancia, trepando árboles y jugando en jardines. Con el tiempo, ese amor creció mientras recorría la Mata Atlántica y otros biomas de Brasil.

Años después, dejé mi carrera en publicidad para dedicarme por completo al diseño de jardines: una elección que unió mi pasión, mi propósito y mi forma de vivir.

Hoy creo jardines que invitan a habitar el exterior, respirar con calma y disfrutar, siempre desde una mirada personalizada y en diálogo con el paisaje, la arquitectura y la vida de cada cliente.

Observar antes de intervenir

Diseñar jardines es mi forma de interpretar el entorno: el terreno, la arquitectura, la forma en que se mueve el sol. Escucho y observo. Todo eso me guía.

En Menorca, el jardín forma parte del proyecto vital de una casa. Mis jardines dialogan con la vida que ya existe en el lugar. Quiero que se usen, que se vivan; que inviten a cocinar, leer, dormir la siesta, recibir amigos. Y que funcionen con el clima y sean duraderos.

Mantengo el vínculo con Brasil, donde realizo algunos proyectos. Esta oportunidad hace que mi trabajo sea único, al unir los repertorios tropical y mediterráneo, e inspirarme en estas dos realidades estéticas y en grandes maestros: Roberto Burle Marx, por su mirada ambiental y artística; Alex Hanazaki, por su precisión estética; y Ernst Gotsch, por su ética regenerativa.

También colaboro como voluntaria en el equipo de jardinería de la Isla del Rey. Me siento afortunada de observar de cerca el trabajo de otro maestro, Piet Oudolf, gran exponente del New Perennial Movement, una escuela que admiro profundamente y de la que absorbo valiosos aprendizajes para mi práctica.

Crear un jardín es imaginar y acompañar un proceso

Vivo todo el año en la isla: observo sus ritmos y conozco las especies que prosperan en cada microclima, lo que me permite ofrecer soluciones adaptadas y acompañar de cerca cada fase del proceso, desde los primeros estudios hasta la ejecución.

No diseño para mí; diseño para quienes habitarán ese espacio. Y lo hago con cuidado, con conocimiento y con emoción.

Crear un jardín con sentido comienza con una buena conversación. ¿La empezamos?